La distrofia facioescapulohumeral (FSHD) se caracteriza por debilidad muscular progresiva con afectación focal de los músculos de la cara, hombros y extremidades.
Epidemiología
La FSHD en una enfermedad familiar poco frecuente con una prevalencia aproximada de 1/20.000. Es la tercera forma más frecuente de miopatía hereditaria.
Descripción clínica
Aparece entre los 3 y los 60 años. La progresión de la enfermedad suele ser lenta aunque algunos pacientes muestran periodos de estabilidad seguidos por periodos de rápido deterioro. El inicio temprano de la FSHD se asocia a una debilidad muscular más generalizada. La primera manifestación es debilidad facial (dificultad para silbar, sonreír y cerrar los ojos) pero la manifestación principal es la afectación del hombro (dificultad para levantar los brazos, escápulas aladas y hombros caídos). La enfermedad progresa incluyendo debilidad en la extensión de la muñeca, afectación de los músculos abdominales y debilidad de las extremidades inferiores, principalmente de los músculos extensores de los pies y las rodillas. El patrón de manifestaciones clínicas es variable y se han descrito cuadros atípicos. Excepcionalmente, pueden presentarse signos sensoriales, cardíacos y neurológicos.
Etiología
Se han identificado dos subtipos genéticos de FSHD: la forma clásica (FSHD1) que se asocia con la contracción patogénica de la repetición de D4Z4 en la región 4qA del cromosoma 4, y FSHD2 que se asocia con mutaciones en SMCHD1 (18p11.32). En la FSHD1, la contracción de las repeticiones se asocia con hipometilación local y cambios en la relajación de la cromatina en el cromosoma 4 que incrementan la probabilidad de la expresión tóxica del gen i>DUX4SMCHD1 tienen una marcada hipometilación de los cromosomas 4 y 10, permitiendo al cromosoma 4 la expresión del transcrito tóxico DUX4. Se ha sugerido que SMCHD1 puede actuar como un modificador genético de la FSHD1 porque se han identificado mutaciones en el gen SMCHD1 en individuos con un fenotipo más grave y la proteína SMCHD1 se une directamente a D4Z4 suprimiendo su expresión somática.
Métodos diagnósticos
El diagnóstico de la FSHD1 se obtiene mediante la identificación de la contracción patogénica de D4Z4 (número de repeticiones de D4Z4 inferior a 10) en la región 4qA del cromosoma 4 (permisiva). En esta situación, el número residual de unidades de D4Z4 se correlaciona de manera inversa con la gravedad. Se debe realizar un cribado de mutaciones en SMCHD1 cuando el fenotipo de la FSHD no está asociado con la contracción patogénica de D4Z4 y en familias con FSHD1 diagnosticadas con un número de repeticiones de D4Z4 superior a 5-7 en las que los individuos presentan un fenotipo grave.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial incluye principalmente la distrofia muscular de cinturas pero también enfermedades neuromusculares que presentan escápulas aladas tales como la glucogenosis por deficiencia de maltasa ácida, miopatía endocrina de aparición tardía, miopatía de cuerpos de inclusión con enfermedad ósea de Paget y demencia frontotemporal (consulte estos términos), neuropatías proximales o neuronopatías.
Consejo genético
La transmisión es autosómica dominante tanto en FSHD1 como en FSHD2. La penetrancia en la FSHD1 es incompleta y aproximadamente el 30% de portadores no manifiesta la enfermedad. El mosaicismo puede explicar la aparición de formas graves en niños con padres que no muestran ningún signo de la enfermedad. En algunas familias, la herencia digénica de ambas condiciones genéticas FSHD1 y FSHD2 puede modificar la gravedad. Por lo tanto, el asesoramiento genético y el diagnóstico prenatal son problemáticos.
Manejo y tratamiento
El tratamiento es sintomático y está enfocado a la prevención de la rigidez y el dolor articular mediante movilización pasiva y administración de antálgicos. En casos graves, puede necesitarse soporte ventilatorio. El tratamiento quirúrgico implica la fijación de la escápula y puede suponer una mejora del rango de movimiento de los brazos.
Pronóstico
El pronóstico depende del alcance de la pérdida de capacidad funcional, pero la esperanza de vida no se reduce, salvo en raras ocasiones en las que la función respiratoria está afectada.
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