La deficiencia de factor V, es un trastorno hemorrágico hereditario provocado por un problema con el factor V. Debido a este defecto ya sea por la deficiencia de factor V o un mal funcionamiento del mismo, la reacción de coagulación se interrumpe prematuramente y el coágulo sanguíneo no se forma.

Es un trastorno autosómico recesivo, es decir ambos padres son portadores del gen, a fin de transmitirlo a sus hijos. También implica que el trastorno afecta tanto a varones como a mujeres.

Las personas con déficit de factor V, generalmente presentan síntomas leves; y de hecho algunas personas podrían no presentar ningún síntoma. Sin embargo, en niños con un déficit grave de factor V se pueden manifestar hemorragias a una edad muy temprana. Se ha observado en pacientes hemorragias en el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) en una fase muy temprana de la vida.

El diagnostico se realiza mediante una serie de pruebas sanguíneas que miden la concentración de factor V en la sangre. En estos pacientes también debe verificarse las concentraciones de factor VIII a fin de descartar una posible deficiencia combinada de factor V y factor VIII, lo que constituye un trastorno totalmente diferente.

El tratamiento para la deficiencia de factor V generalmente solo se requiere en casos de hemorragias graves o antes de cirugías. Existen dos tipos de tratamiento de plasma fresco congelado (PFC) y las transfusiones de plaquetas. En el caso de las mujeres, las pastillas anticonceptivas, los dispositivos intrauterinos o los fármacos antifibrinolíticos son indicados para ayudar a controlar las menorragias.

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